La importancia de los dormideros urbanos

Los dormideros, son los lugares concretos (árboles, edificios, ect) donde, con notable fidelidad, un número considerable de aves se reúnen para pasar la noche. Normalmente son agregaciones de aves de una misma especie que forman grupos de varios millones de individuos. Las mayores concentraciones se alcanzan durante el invierno, cuando llegan a nuestras ciudades las lavanderas blancas (Motacilla alba), los estorninos negros (Sturnus unicolor) y otras especies de aves migradoras europeas, atraídas por la benignidad de nuestro clima. Es decir, que los dormideros urbanos adquieren especial importancia y son más abundantes en los meses más fríos, aunque otros están activos todo el año.

¿Qué ventajas tiene dormir en la ciudad?

  1. MÁS CALOR

Las aves, al reunirse, reducen las pérdidas de calor durante la noche en la época en las que las temperaturas son más bajas. A su vez, el dormidero en pleno corazón de una ciudad tiene sentido, debido al efecto de “isla térmica” que se produce en las urbes, donde se mantiene un microclima más suave que en las zonas rurales o forestales.

  1. MENOS DEPREDACIÓN

La unión constituye una forma clásica de protección frente a los depredadores. A esto se suma que los dormideros en las ciudades tienen una presión de depredación mucho menor que en los ecosistemas naturales. ¿Están a salvo estas aves que duermen en las ciudades? No. Si os fijáis, podréis ver como lechuzas y búhos, entre ruido de coches y alboroto, atacan desde la puesta de sol los dormideros en busca de alguna presa.

Dormidero de garcillas en un entorno periurbano

¿Por qué hacen un viaje desde el campo a la ciudad para dormir?

Muchas aves acuden a las zonas periurbanas para alimentarse, y evidentemente el coste de desplazamiento podría minimizarse si eligieran dormideros emplazados en zonas rurales, entonces ¿por qué se toman el trabajo de volar cada día incluso decenas de kilómetros para dormir en la ciudad? La temperatura es la clave, ya que en la ciudad la temperatura es hasta 4ºC superior a la de las zonas rurales adyacentes, debido al efecto denominado isla de calor urbana. Esta diferencia es incluso mayor para dormideros situados en edificios. Debido a esta diferencia de temperatura resulta beneficioso en términos energéticos tener que recorrer largas distancias tan solo para dormir en la ciudad. Por ejemplo, en las grajillas, una diferencia de 4º C es suficiente para compensar quince minutos diarios de vuelo que se corresponde co una distancia total de 15 Km (ida y vuelta). Sin embargo, si el tiempo de vuelo fuera de 50 minutos, se necesitaría una diferencia de temperatura de 13º C para compensar el gasto energético de desplazamiento.

¿Cómo se organiza un dormidero?

No obstante, no todas las posiciones son igualmente ventajosas dentro de un mismo dormidero. Veamos el ejemplo de un árbol. Diversos estudios han demostrado que los individuos dominantes dentro de la jerarquía social ocupan las posiciones más centrales y superiores del árbol, supuestamente zonas más protegidas del ataque de depredadores terrestres (un gato), consiguiendo además un microclima más favorable. Por el contrario, los individuos subordinados se ven obligados a instalarse en las zonas más periféricas del dormidero, las ramas más externas, sufriendo mayores pérdidas de calor corporal por no encontrarse rodeado de sus congéneres. Además, si están en la periferia serán los primeros individuos capturados por ataques de depredadores: terrestres como gatos y ratas por abajo, alados como lechuzas y cárabos por arriba.

Otros estudios han constatado el perjuicio que supone recibir las defecaciones de los individuos situados por encima del dormidero, por lo que existe una fuerte competencia por hacerse con las posiciones más ventajosas.

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