El aguilucho cenizo es un ave muy ligada a las actividades humanas, y esto puede ser peligroso en ciertas situaciones, más cuando se trata de una rapaz clasificada como Vulnerable a la extinción en el Libro Rojo de los Vertebrados en España.
Este ave cría en el suelo, en prados de grandes herbazales, aunque a falta de ellos en nuestro territorio elige las extensiones de cultivo de trigo y cebada. Históricamente, y debido a las técnicas de cultivo ancestrales, el aguilucho unió su período de reproducción a la época en que los campos estaban sembrados con el cereal alto, encontrando así un refugio para la nidada y aportando a la plantación el beneficio de disminuir las poblaciones de animales que se alimentaban de grano – topillos, langostas y aves granívoras- y que son sus principales presas.
Pero el mundo antropofizado cambia rápido, sin que le demos a muchas especies la oportunidad de adaptarse a él, y la agricultura intensiva trajo la llegada de nuevas semillas de ciclo corto que permitían que el cereal se recogiera antes, originando desastrosas consecuencias para el aguilucho cenizo.
Es por eso que actualmente, la época de siega adelantada conlleva la recolección de la cosecha a mediados de junio coincidiendo de pleno con el desarrollo de los pollos aún en el nido, que incapaces de volar son arrollados por las máquinas cosechadoras cuando pasan sobre ellos.
La Junta de Andalucía activó un programa de protección con el que se localizaban y marcaban los nidos para evitar que las cosechadoras afectasen directamente a las nidadas. Sin embargo, el programa de protección lleva parado desde 2011, y los aguiluchos han sido abandonados a su fatal suerte. Pero desde la Plataforma SOS Cenizo Andalucía, los ciudadanos queremos pedir a la Junta de Andalucía que se reactive un programa de protección para este año 2015.
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